Aprender a dar masajes relajantes

El masaje relajante o sensitivo puede parecer en principio el más básico o inicial para el que se adentra en el aprendizaje de las terapias manuales. No obstante, hay ciertas nociones básicas que el masajista profesional debe tener muy en cuenta a la hora de aplicar este tipo de masaje, tal y como se debe enseñar en un buen curso de quiromasaje.

Algunas nociones introductorias. El masaje de relajación fue introducido por Bernard Gunther en el instituto Esalen de California en los años 60, cuando se iniciaba lo que se llamó movimiento de potencial humano, del cual forma parte la psicología humanista.

Generalizando, puede decirse que este masaje reúne aspectos occidentales de trabajo muscular y circulatorio, con conceptos orientales vinculados con los centros nerviosos y la circulación de energía entre el emisor y el receptor.

Es una técnica que no tiene como objetivo último el ofrecer resultados médicos o fisioterapéuticos, su intención principal es proporcionar bienestar y distensión y pone su acento en la calidad del tacto y la conciencia sensorial, proporcionando asimismo seguridad y bienestar a quien lo recibe.

Cómo dar un masaje relajante. Para dar masaje es preciso permanecer centrado, en contacto con uno mismo a la vez que con la otra persona, para poder así emitir energía positiva y proporcionar bienestar, seguridad y atención a la persona que recibe el masaje. Cubrimos de este modo una de las principales necesidades básicas que como seres humanos tenemos: la relación con otros individuos de nuestra misma especie y la búsqueda de una relación humana más esencial, que dé un sentido a la vida. Esto nos obliga a pensar en la importancia del contacto físico.   El intercambio de masaje se convierte de esta forma en un medio de relajarse, de meditar con otra persona en un sutil ritual de comunicación.

Fundamentalmente, en el masaje entra en juego la relación de confianza que se establecerá entre el masajista y el cliente. Dicha confianza no es sólo fruto del azar, o de la simpatía que pueda sentir uno por el otro, consiste más bien en un estado interior de disponibilidad para todo lo que allí suceda, al mismo tiempo que en un profundo conocimiento de sí mismo.

De hecho, el estado interior ideal del masajista es la receptividad a todos los mensajes, a todos los movimientos que irán apareciendo en la relación, y de donde partirá la acción hacia el cliente.

La importancia de relajarse. Cada movimiento que hacemos a lo largo del día, por muy pequeño que sea y aunque implique muy poco esfuerzo, necesita poner en tensión a alguno de nuestros músculos. Si los mantenemos en permanente tensión, tarde o temprano aparecerá cansancio en ellos.

La mente recibe permanentemente información. Millones de datos se van acumulando en su memoria. Trabaja constantemente, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Los pensamientos fluyen sin interrupción, cambian de rumbo, se ocupan de una y mil cosas a la vez. Sólo con la relajación podremos, al principio, lograr ralentizar el trabajo mental y hacer que se relaje la mente; y más tarde, con mucha práctica, incluso lograr que descanse al menos por unos segundos, dejándola totalmente en silencio, consiguiendo de esta forma una sensación de libertad y de bienestar total que nunca antes habíamos experimentado.

Un masajista debe saber advertir a sus pacientes de las consecuencias de no descansar correctamente. Si no descansamos bien y cumplimos el binomio actividad-reposo necesario, seguro que sufriremos alguno de estos síntomas:

  • Cada vez te sientes más agotado. Aunque no trabajes o hagas poco ejercicio físico, te sientes siempre cansado y eso da una actitud de abatimiento general con tendencia a la depresión.
  • Rindes poco en el trabajo, sea este físico o intelectual.
  • Duermes mal o cuesta mucho conciliar el sueño. Sufres insomnio e incluso puedes necesitar fármacos para dormir.
  • Tienes poca fuerza de voluntad.
  • No sabes hacer frente a las dificultades aunque sean pequeñas.
  • Tienes miedo y te asustas por todo. Te sientes inseguro, irritable con frecuencia y tienes un carácter bastante inestable.
  • Poco poder de concentración, lo que dificulta el trabajo o los estudios.
  • Aparecen fobias e ideas obsesivas.
  • Existe mayor riesgo de padecer enfermedades nerviosas, úlcera de estómago, trastornos cardiacos, sufrir alguna alteración respiratoria…

Si se padecen algunos de estos síntomas, es preciso relajarse, porque es obvio que no se descansa bien y que no se saca todo el provecho que debería a las horas de reposo.

 

CARACTERÍSTICAS DEL MASAJE SENSITIVO/RELAJANTE. Es un masaje aplicado de forma sensitiva y con distintos grados de lentitud, a fin de facilitar una más profunda distensión.

  • El emisor del masaje sensitivo entiende el cuerpo humano como una compleja unidad física, mental, emocional y social, y aprecia la creatividad y la intuición como herramientas a manejar junto a los imprescindibles conocimientos técnicos y teóricos.
  • Por ello, el masaje sensitivo puede utilizarse como método por sí mismo, o como valioso complemento de otras técnicas habituales de masaje, que con ello quedan extraordinariamente enriquecidas.
  • En el masaje sensitivo el emisor efectúa la mayor parte de toques y manipulaciones acompasándolas a la respiración del receptor, la cual normalmente se regula de forma espontánea, al regularse también el flujo energético por efectos del masaje.
  • El grado de presión efectuada sobre las distintas capas musculares está en función de las características de quien recibe el masaje, de la zona tratada y del tipo de tensión que se detecte.
  • El masaje sensitivo se adentra sutilmente en las más profundas capas físicas y anímicas, proporcionando la integración psicofísica, tanto del receptor como del emisor. Esta es una característica muy especial del masaje sensitivo, ya que una actitud de predisposición en el momento de aplicarlo, junto a la concentración ensí mismo del emisor, proporcionan un   especial bienestar y recirculación de   energía también en este.
  • Algo también muy característico del masaje sensitivo es la no-interrupción del contacto durante una sesión, a fin de evitar que se entorpezca la sutil relación que se establece desde los primeros momentos de la aplicación del masaje.
  • Las diferentes partes de quien recibe el masaje quedan unificadas por toques globalizadores e integradores.
  • La respiración del emisor es importante también, pues en la medida que éste unifica sus movimientos a su propia respiración, y en los momentos adecuados con la del receptor, el flujo de energía se potencia al máximo evitando el cansancio y proporcionando un automasaje en el propio emisor.
  • El cuidado y la atención prestados a la armonía y fluidez, no entorpecer el contacto, los pases unificadores, el silencio, el ritmo, la circulación energética, etc., facilitan un grado de consciencia corporal, sensibilización y capacidad de percepción a niveles internos, que redundan en un mejor contacto consigo mismo.

En este masaje, no se debe entorpecer el contacto durante una sesión, los pases unificadores, el silencio, el ritmo, la circulación energética, etc., facilitan a quien lo recibe: el descubrimiento o incremento de conciencia de su esquema corporal, junto al aumento de sensibilidad y capacidad de percepción a niveles internos y externos, lo cual redunda en un mejor contacto consigo mismo y el mundo.

Resultados que se optienen al dar un masaje relajante. El masaje sensitivo consigue:

  • Reequilibrio energético.
  • Bienestar.
  • Profunda y sutil distensión física y mental.
  • Autoconciencia del esquema corporal.
  • Aumento de la sensibilidad y capacidad de percepción interna y externa.
  • Seguridad y auto-reconocimiento, a través del reconocimiento recibido por el tipo de actitud del masajista. Reconciliación consigo mismo y con el exterior.

Todo ello, que redunda en una profunda integración psicofísica, hay que unirlo a todos los efectos obvios del masaje en cuanto a mejorar la tonicidad muscular, la circulación sanguínea y linfática, etc.

 

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